Subirana, Educador
Reunir a ]os indios en poblados tenia como fin principal el
tenerlos a mano para darles el mejor bene-ficio de la civilización, como es una
instrucción al menos elemental. La escuela era del todo necesaria. Y el
Misionero no se dio un punto de reposo hasta esta-blecer, donde podía, tantas
escuelas como iglesias. Y logró mucho. Tanto que, años después, el Presidente
Paz Barahona ordenará colocar su retrato en el Salón de Honor de la Escuela
Normal de Tegucigalpa reconociéndolo como “BENEMERITO DE LA INS-TRUCCION
PUBLICA”. La situación de la instrucción pública era lamenta-ble cuando
Subirana inició su evangelización. En toda la Costa Norte no había más escuelas
primarias que las de Trujillo, Yoro, El Negrito y Sulaco, junto con la de
Olanchito, que acababa de abrirse. En 1861, el nuevo Gobernador de la Mosquitia
recibe el encargo, en con-formidad con lo establecido por el Misionero, de
“co-menzar a establecer tan luego como sea posible, las escuelas en que deben
recibir los primeros e indispen-sables rudimentos de la enseñanza católica”.
Para Subirana parecía un axioma aquello de otro misionerazo de su tiempo, en el
corazón del Africa, el Obispo San Daniel Comboni: “Hagamos cristianos y
tendremos hombres”. Muchos, ciertamente, dicen al revés: “Hagamos primero
hombres para poder después hacer cristianos”. El Padre Subirana supo conjugar
maravillosamente ambas cosas a la vez: civilizar evan-gelizando y evangelizar
civilizando. Lo que construía por doquier, y a un tiempo, eran iglesias y
escuelas. Y el texto de lectura en las escuelas era, ante todo, el catecismo
“Ripalda Ilustrado”, compuesto y adaptado a Honduras por él mismo. Era el texto
con que se aprendía a leer en sus escuelas a la vez que formaba las
conciencias. Y aunque lo de las escuelas incumbía primeramente al Gobierno, el
Padre no se desentendió de ellas. Le-vantó las que pudo, tanto que el Gobierno,
siempre atento a la obra del Misionero, liberó de “cargas con-cejiles y
servicio de armas a los curadores y maestros de escuela que el Sr. Subirana
tenga ocupados en la civilización de los expresados indígenas”.
Nadie sabe qué escuelas debieron su existencia a la
construcción y organización directa del Padre y cuáles al Gobierno instigado
por el Misionero. Entre las suyas propias cita las de Dulce Nombre, Santa María
del Carbón, Pueblo Quemado, Guineos y Ojo de Agua. Y escribía pocos meses antes
de su muerte, como una meta prefijada de mucho tiempo atrás y mantenida firme
hasta el fin: “Pienso ir poniendo en los demás puntos, así como pueda”. ¡Que
aprendan a leer!... Era una de las obsesiones del Misionero. En 1937 aún vivía
Don José Urbina, que recordaba la amonestación simpática y cariñosa del Padre: -Aprende
a leer, bobaliconcito, aprende a leer. Con la colonización y la enseñanza,
llevadas a la par que la evangelización, Subirana consiguió lo que la Gazeta
Oficial del 21 de Enero de 1865, ya antes cita-da, declaraba a raíz de su
muerte, al atribuirle la fun-dación de 21 poblados “entre las hordas selváticas
de nuestras costas del Norte, cuyos hombres han entrado ya al rango de hombres
civilizados”.
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.Al margen |
AGRADECIMIENTO |
Agradecemos a todas las personas que hicieron posible la recopilacion de esta valiosa informacion y con trabajos ya existentes del jesuita Padre Santiago Garrido, del Lic. Ernesto Alvara-do García y de los valiosos apuntes inéditos del Padre Va-lentín Villar, aparte de las vidas documentadas de San An-tonio María Claret y del Padre Esteban de Adoain. Además de éstos, han escrito sobre Subirana historiadores beneméri-tos como Rafael González y Sol, Pompilio Ortega, Esteban Guardiola, Luis Mariñas Otero,COMO TAMBIEN AGRADECEMOS A:
Profa Carmen Viuda de Rodas
por brindarnos Informacion
documentada y de primera mano, conservada por quien en vida fuera su esposo; Don Amilcar Rodas Ramirez. Gracias por su amabilidad.
A doña Marina Martinez de Cruz Fiel segidora de Manuel Subirana. por su entrevista e informacion.
Doña Francisca Cruz
por su testimonio de Manuel Subirana.
Doña Aide Bustillo Mejia.
por su entrevista e informacion.
Al Sñor: Carlos Enriquez Chavez. por su testimonio. Equipo de Investigacion:
Cruz Aminta Bautista. Aura Aracely Vasquez. Brenda Linarez Lopez.
Bajo la Supervision de:
Lic. Marcio Rodas.
A todos los que de una u otra forma Contribuyeron con la recopilación de información y creación de este documental del Misionero Manuel de Jesús Subirana.
Gracias. |
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