Más y más misiones
Con el ardoroso Padre Adoain. En vez de
disfrutar merecidamente de la Navidad, se internan en Sagua de Tánamo, nido de
facinerosos por aquel entonces. Los misionados, gente avezada al robo y al
crimen, se pre-guntan pasmados de sí mismos: -Pero ¿cómo puede ser esto? Si es
un imposible que nosotros cambiemos así... Y treinta y cinco jinetes, en
brillante escolta, acom-pañaron a los misioneros en su despedida y a lo largo
de las dos horas que los separaban del puerto donde habían de embarcar Llega la
comitiva a su nuevo destino, y oyen los misioneros la primera reconvención: -Se
van a cansar ustedes inútilmente, porque aquí la iglesia está de sobra, pues no
entra en ella ni un alma. Así se expresaba el cura párroco de Mayarí Abajo.
Pero empezó a cambiar de parecer cuando ya la prime-ra noche contempló atónito
el templo lleno. El segun-do día, no cabía la gente. Y el tercero, era una
muche-dumbre incontenible de más de cuatro mil personas las que invadían la
población entera, llegadas de todos los rincones de la comarca, desafiando las
intensas lluvias de aquel mes de Abril. ¡Esto no se entiende, esto no se
entiende!... Como tampoco entendía nadie lo de Baracoa, adonde no había llegado
un obispo desde hacía más de sesenta años, y ahora venía Claret con los dos
valientes misioneros para recoger la cosecha de sesenta y dos matrimonios y
cuatro mil seiscientas veinte confirma-ciones... Pero el viaje les había
costado caro. Treinta y tres veces hubieron de vadear el río Jojó, varias de
ellas por las increíbles Cuchillas de Baracoa, llamadas “cuchillas” por el filo
cortante que presentan, con es-pantables precipicios por ambas partes, y que el
Arzo-bispo nos describe como “tan estrechas que el caballo no tenía lugar para
dar la vuelta para atrás, y tan altas que se ve el mar de una parte a otra de
la isla, y al ba-jar tan pendientes que yo me resbalé y caí por dos veces”. La
primera visita pastoral del Arzobispo con sus misioneros acabó triunfalmente.
Vueltos a Santiago, las gentes se lanzaron a las calles. “Antes de llegar a la
plaza de Santo Tomás ya no se podía caminar por las masas que gritaban y daban
vivas a su Prelado”.
Tanto gozo va a tener una pena. Subirana cae en-fermo en
Julio de 1853. Al Arzobispo le preocupa: “He sabido que Subirana continúa
enfermizo. ¡Bendito sea Dios!”. Quiere un traslado de Subirana, pero Claret se
muestra delicadísimo con su misionero: “Pienso cómo quedará el Padre Subirana
sin ningún compañero ni casi conocido. Tal vez el ver-se solo le sumergirá en
tristeza... Como tiene re-pugnancia en estar allá, quizá esto sería bastante
para impedirle la curación, y por esto no me atrevo a pedírselo; pues que si se
lo digo, para obedecer lo hará, porque es muy obediente”. A los compañeros de
Subirana les anima a seguir con su plan apostólico, pero teniendo siempre en
con-sideración al pobre enfermo. ¡Cómo no iba a enfermar Subirana un día u
otro!... Al salir en defensa de sus misioneros, el mismo Arzo-bispo Claret
escribía al Gobernador de Cuba, General Cañedo, en Febrero de 1853: “En año y
medio han recorrido ya conmigo casi toda la Diócesis atravesando páramos
intransita-bles, sufriendo escasez de todo género, expuestos a los rigores de
un clima insufrible a los europeos, sin descansar ni un solo día en todo el
año”. Aquellos sacerdotes, y Subirana como el que más, tenían fibra de
héroes...
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.Al margen |
AGRADECIMIENTO |
Agradecemos a todas las personas que hicieron posible la recopilacion de esta valiosa informacion y con trabajos ya existentes del jesuita Padre Santiago Garrido, del Lic. Ernesto Alvara-do García y de los valiosos apuntes inéditos del Padre Va-lentín Villar, aparte de las vidas documentadas de San An-tonio María Claret y del Padre Esteban de Adoain. Además de éstos, han escrito sobre Subirana historiadores beneméri-tos como Rafael González y Sol, Pompilio Ortega, Esteban Guardiola, Luis Mariñas Otero,COMO TAMBIEN AGRADECEMOS A:
Profa Carmen Viuda de Rodas
por brindarnos Informacion
documentada y de primera mano, conservada por quien en vida fuera su esposo; Don Amilcar Rodas Ramirez. Gracias por su amabilidad.
A doña Marina Martinez de Cruz Fiel segidora de Manuel Subirana. por su entrevista e informacion.
Doña Francisca Cruz
por su testimonio de Manuel Subirana.
Doña Aide Bustillo Mejia.
por su entrevista e informacion.
Al Sñor: Carlos Enriquez Chavez. por su testimonio. Equipo de Investigacion:
Cruz Aminta Bautista. Aura Aracely Vasquez. Brenda Linarez Lopez.
Bajo la Supervision de:
Lic. Marcio Rodas.
A todos los que de una u otra forma Contribuyeron con la recopilación de información y creación de este documental del Misionero Manuel de Jesús Subirana.
Gracias. |
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