« Entradas publicadas por linarezMostrando 1 a 10, de 32 entrada/s en total:
![](http://www.fullblog.com.ar/blogs/manuelsubirana/1312356949129657.jpg)
Un manresanoLlamarle a
Subirana “un manresano” es decirle un catalán castizo, de la industrial
provincia de Barcelona en el Noreste de España, e hijo de la Iglesia en la diócesis
de Vic, que por sus obispos, pensadores y santos influyó como ninguna otra en
la vida religiosa español-la del siglo diecinueve. Manuel pudo estar orgulloso
de su ciudad natal: Manresa. Sobre ella, desde el Este, se proyecta la sombra
de la montaña incomparable de Montser ![](blogs/manuelsubirana/1312075217438723.jpg) rat, Sinaí del pueblo catalán, nido de águilas
donde puso su altar la Virgen “Moreneta”. Manresa, bordeada por el río
Cardoner, el mayor afluente del vecino Llobregat, en cuyas márgenes sur-gen
pujantes y ricas las colonias de sus fábricas texti-les. Manresa, coronada por
su imponente iglesia de la Seo, semigótica de una sola nave. Manresa, sobre
todo, la de la Santa Cueva, donde Ignacio de Loyola, el peregrino penitente,
escribió sus Ejercicios Espirituales, el librito más denso y trascen-dente
brindado por Dios a la Iglesia en los últimos siglos. Manuel nace el año 1807,
en los mismos días en que venía al mundo San Antonio María Claret en la vecina
ciudad de Sallent. Dios iba a unir de tal modo las vidas de Subirana y de
Claret, que a nosotros nos va a ser imposible separarlas ni en el tiempo, ni en
espacio, ni en los ideales, ni en las aventuras misione-ras, ni ― ¡Dios lo
quiera!―, tampoco en los altares... El esquema de su vida, ni corta ni larga,
es sencillo: 1807: Nace en Manresa. 1825: Seminarista en Vic. 1834:
Sacerdote. Ministerio en su natal Manresa. 1845: Misionero
itinerante por Cataluña. 1850: Con el Arzobispo Claret, misionero en
Cuba. 1856: El apóstol de Honduras. 1864: Muere en Yojoa y es
sepultado en Yoro. Recorramos con placer del alma los 57 años de la vida de “El
Santo Misionero”, “E1 Ángel de Dios”, Padre Manuel Subirana, a fin de que se
nos pegue un poquito o un mucho de su espíritu verdaderamente grande..
Hijo de una
humilde familia trabajadora, Manuel debió estudiar la primaria en una escuela
pública de la ciudad, mientras que la secundaria la hizo probable-mente en el
colegio de la Compañía, pues lo vemos miembro de la Congregación de la
Inmaculada y de San Luis, llevada por los Padres Jesuitas. A los 18 años
ingresa en el Seminario diocesano de Vic, centro prestigioso del saber y de la
santidad. Allí se encontrará durante sus estudios con Balmes y con Claret, el
cual califica a su compañero Subirana como “muy sabio en ciencia y muy
virtuoso”. Todos sabe-mos que Balmes, además de ser el mayor filósofo es-pañol
del siglo diecinueve, fue también un sacerdote verdaderamente santo.
Los tres compañeros se encontrarán ante el Obispo Corcuera,
otro santo de categoría, en una ordenación memorable. El 24 de Mayo de 1834 ―el
Padre Juan Sidera ha eliminado todas las dudas sobre la fecha exacta―, Sábado
de Témporas de la Santísima Trinidad, 78 seminaristas accedían a las tres
sagradas Orde-nes Mayores en la capilla del Seminario, la severa iglesia de
Sant Just. Subirana era ordenado de Sacer-dote; Balmes, de Diácono;
Claret, de Subdiácono. Por disposición de aquel Obispo extraordinario,
los subdiáconos se habían preparado con veinte días de Ejercicios Espirituales,
con treinta los diáconos, y con cuarenta los presbíteros, bajo la dirección y
acompa-ñamiento del mismo Prelado.
se va a enfrascar entre los libros, en su misma ciudad natal
de Vic. Filósofo, apologista y polí-tico de primer orden, defenderá con su
pluma a la Igle-sia y tratará de salvar a la Patria. El Criterio, El
Pro-testantismo comparado con el Catolicismo, las Cartas a un escéptico, y sus
libros de Filosofía serán el mo-numento indestructible de su saber. Morirá en
Agosto de 1848, a la temprana edad de 38 años no cumplidos. Claret, ejerce
de cura Ecónomo en Sallent, su ciu-dad natal, durante cuatro años; en 1839 va a
Roma voluntario para las Misiones Extranjeras; ingresa en la Compañía de Jesús;
ha de salir de ella por una enfer-medad enigmática en una pierna; regresa a
España y recorrerá como Misionero Apostólico toda Cataluña y durante un año
largo las Islas Canarias, hasta que en Julio de 1849 funde su Congregación de
Misioneros Hijos del Corazón de María, los Misioneros Claretia-nos, para
continuar y perpetuar su obra en todo el mundo. Pero sólo unos días después, el
11 de Agosto, le llega un nombramiento que le deja petrificado: ¡Ar-zobispo de
Santiago de Cuba!...
Subirana, como Balmes y como Claret, los prime-ros
años de sacerdocio los pasa en su ciudad natal, Manresa. Pero en 1844 practica
los Ejercicios Espiri-tuales bajo la dirección de Claret, a esas horas ya famoso
misionero. “Sintiéndose llamado a la vida apostólica”, en 1844 se presenta al
Obispo, el cual aprueba “su vocación”, y a partir de entonces empren-de una
vida igual que la de Claret con aquel equipo de misioneros itinerantes, y, como
el mismo Claret dice de él, “reportando en esta tarea copiosísimo fruto, premio
de una vida evangélica edificante, sin más recompensa que los trabajos”.
Nombrado Arzobispo de Cuba, a Claret se le van ofreciendo
como voluntarios algunos sacerdotes llenos de espíritu apostólico. Claret los
invita a convivir con sus Misioneros en el convento de la Merced, donde
empiezan a disponerse para las tareas ingentes que les esperan en su nueva
Misión. Subirana es uno de los valientes. El año 1850 transcurre entre el
estudio y la oración en casa, a la vez que en la predicación por los pueblos de
Cataluña. Hasta que llega el 28 de Diciembre. Con el Arzo-bispo Claret al
frente, que acaba de cumplir los 43 años, los mismos que Subirana, nueve
sacerdotes y cuatro laicos forman el equipo misionero que ahora se dirige en
devota procesión hacia la catedral de Barce-lona. Fe, generosidad y entrega
incondicional a Jesu-cristo llenan el corazón de todos los expedicionarios. Y
después, rodeados de un verdadero gentío, se enca-minan a pie hacia el puerto, donde
les espera la fragata “Nueva Teresa Cubana”, que eleva anclas a las diez de la
mañana. Han subido también al barco dieciocho Hermanas de la Caridad, tan
queridas del Santo. Un mes y diecinueve días de navegación dan tiempo
sufi-ciente a Claret para predicar una misión a los pasajeros y tripulantes. El
16 de Febrero entraban por El Morro en la Bahía de Santiago. ¡Cuba querida, te
abraza-mos!...
Pedro Garcia
14.00
Normal
0
21
false
false
false
ES-HN
X-NONE
X-NONE
Faltan muchos años para que Claret escriba una carta famosa,
en la que llamará a América la Viña Joven. Ahora se mete en ella, junto con sus
colabora-dores, para trabajar con denuedo en medio de fatigas sin cuento. Es
emocionante, cuando se lee una historia amplia de Claret, acompañar en sus
correrías a los valientes misioneros que acaban de desembarcar en La Perla de
las Antillas. Aquí nos tenemos que limitar a muy escasas notas, pero que nos
dejan adivinar el ar-dor juvenil e ilusionado con que se dieron a trabajar en
la parcela de la viña joven que el Padre les acaba de asignar. Dentro de muy
pocos años nos brindarán un vino nuevo, exquisito, embriagador. Será la Iglesia
de Dios en Cuba, transformada por el trabajo y los sudo-res de los heroicos
operarios que se han metido decidi-damente en ella.
Pedro Garcia
14.00
Normal
0
21
false
false
false
ES-HN
X-NONE
X-NONE
Empiezan por sí mismos. Para hacer san-tos a los demás, deben
ser santos ellos, los misioneros. El Arzobispo se pone al frente y organiza su
casa para las temporadas, muy escasas, que han de pasar en ella. Está orgulloso
de los compañeros que le ha deparado el Cielo, y no sabe cómo agradecérselos a
Dios. Lo mejor es dejarle la pluma a él mismo: “Todos fueron de conducta
intachable. Jamás me dieron un disgusto; por el contrario, todos me sirvieron
de gran consuelo y alivio. Desprendidos de todo lo terreno, nunca jamás
hablaban ni pensa-ban en intereses ni honores. Su única mira era la mayor
gloria de Dios y la conversión de los peca-dores.
“Nunca se vio en ninguno de ellos disgusto por ir a alguna
parte. Todos estaban dispuestos para tra-bajar y se ocupaban con gusto en lo
que se les mandaba, ya fuese en las Misiones, que era lo más común, ya en
cuidar de alguna Parroquia o Vicaría, según las disposiciones que yo les daba,
y todos siempre contentos y alegres. Así es que nuestra ca-sa era la admiración
de cuantos la visitaron”. Al practicar cada año fielmente los Ejercicios
Espi-rituales, para los que no admitían otro director que al santo Arzobispo,
“en el último acto les besaba yo los pies a todos y ellos después me pedían
permiso para besármelos a mí y a los demás. Este acto era muy tierno,
impo-nente y de felicísimos resultados”. Sigue el Arzobispo: “Yo alguna vez
pensaba cómo podría ser aque-llo, que reinara tanta paz, tanta alegría, tan
buena armonía en tantos sujetos y por tanto tiempo, y no me podía dar otra
razón que decir: ¡Aquí está el de-do de Dios!”. El día se les pasaba entre la
oración y el estudio, con actos comunitarios seguidos fielmente, y con
re-creaciones intercaladas en las que todos se veían y charlaban animadamente.
Todos eran amigos entre sí, y no se tenían amistades particulares ni se
dedicaba ninguno a hacer visitas fuera. “Conocimos todos por experiencia que
ese medio era muy bueno y aun necesario para conser-var la paz, evitar
disgustos y otros males muy gran-des... El Señor se dignó bendecirnos y nos fue
siempre muy bien” .
Ya sabemos, pues, a qué atenernos para conocer la vida de
aquellos apóstoles, entre los que nuestro Padre Subirana iba a ser un miembro
tan notable: oración y estudio en vida conventual cuando estaban en casa; una
unión fraterna irrompible, de un solo corazón y una sola alma; y, finalmente,
una actividad misionera incansable y heroica.
|
![img](images/fullblog_plantilla_naranja_separador.gif) |
|
![img](images/fullblog_plantilla_naranja_separador.gif) |
.Al margen |
AGRADECIMIENTO |
Agradecemos a todas las personas que hicieron posible la recopilacion de esta valiosa informacion y con trabajos ya existentes del jesuita Padre Santiago Garrido, del Lic. Ernesto Alvara-do García y de los valiosos apuntes inéditos del Padre Va-lentín Villar, aparte de las vidas documentadas de San An-tonio María Claret y del Padre Esteban de Adoain. Además de éstos, han escrito sobre Subirana historiadores beneméri-tos como Rafael González y Sol, Pompilio Ortega, Esteban Guardiola, Luis Mariñas Otero,COMO TAMBIEN AGRADECEMOS A:
Profa Carmen Viuda de Rodas
por brindarnos Informacion
documentada y de primera mano, conservada por quien en vida fuera su esposo; Don Amilcar Rodas Ramirez. Gracias por su amabilidad.
A doña Marina Martinez de Cruz Fiel segidora de Manuel Subirana. por su entrevista e informacion.
Doña Francisca Cruz
por su testimonio de Manuel Subirana.
Doña Aide Bustillo Mejia.
por su entrevista e informacion.
Al Sñor: Carlos Enriquez Chavez. por su testimonio. Equipo de Investigacion:
Cruz Aminta Bautista. Aura Aracely Vasquez. Brenda Linarez Lopez.
Bajo la Supervision de:
Lic. Marcio Rodas.
A todos los que de una u otra forma Contribuyeron con la recopilación de información y creación de este documental del Misionero Manuel de Jesús Subirana.
Gracias. |
|
![img](images/fullblog_plantilla_naranja_separador.gif) |
|
![img](images/fullblog_plantilla_naranja_separador.gif) |
.Calendario |
![Ver mes anterior](/images/calendario_mes_anterior.gif) |
Febrero 2025 |
![Ver mes siguiente](/images/calendario_mes_sig.gif) |
|
DO | LU | MA | MI | JU | VI | SA | | | | | | | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 |
|
|
|
|